lunes, 19 de mayo de 2008

Quince Minutos



Aproximándome hasta aquel lugar compartido tantas tardes, se fue desvaneciendo esa opresión extraña de tristeza en el pecho... aquella a la que denominamos angustia. Poco a poco se fue volando como vino esa nube gris sobre mi cabeza que representaba la sombra de uno de esos días grises, todo mal... Difíciles de respirar.

El sol calentaba infinitamente las calles, de la misma manera que hace centenares de años. El calor agobiante se pegaba en la garganta de las ganas. Mire la calle, y aunque la gente, sus vestimentas y culturas son distintas suelen recurrir a las mismas cosas a las mismas cosas para calmarlo.

Una voz en el teléfono, y tu presencia casi inmediata en el lugar donde acababa de llegar. Me preguntaste con mirada de "yo no fui" que hacia a esa hora, por allá.

Empieza a escucharse mi voz y aunque en mi cabeza el sonido parecía claro, sé que comencé a intentar mechar las frases unas con las otras y me parecía cada vez más difícil. La sombra de un mal día, se asomaba de nuevo desde lo mas profundo, entre la raíz de mi memoria.

Tus ojos pacientes siguen escuchando oración por oración mis penares. Palabra a palabra se va componiendo mi relato que concuerda con una vida normal de estos días.

Y vos seguís ahí. Con los mismos ojos cansados y rojizos de esas largas rutinas de trabajo... pero ni aunque ese cansancio del día a día se lo proponga, podrá gobernar tu eterna felicidad.

¿Cómo podrás hacer de la felicidad una realidad constante en tu rutina? Lejos, a muchísimos kilómetros de la envidia existe una increíble admiración y empreño por lograr tener esa cualidad tan tuya y que yo, también supe perder un día en las calzadas cortadas de la vida.

Vuelve ahora esa vieja incógnita que suele partir de mi boca todos los días, y al escucharte observo que algo te pasa.

Como si hubieras encerrado las pálidas razones de tu mirada perdida en un cajón y habiendo escondido la llave seguís mirando esa infinita cola de motores desfilar frente a nuestras narices y atribuís todo al cansancio que sale de noche a robarte el sueño.

Argumentas una historia rara de una persona que conocemos en común y comienza a caminar por mi cabeza cual hormigas, interrogantes con mucha razón de ser, pero este round no permitía ese tipo de modelos con carteles sucesivos.

Sonaban en ese momento las campanas de tu partida y luego de darme un beso esbozas la frase que no sé a ciencia cierta, si intentaba darme él porque a mi pregunta que esquivaste mas temprano. Las nubes grises de mis días complicados empujaron la próxima equivocación, y de mi boca salió un solamente un por que?.

Y sin querer antes de desaparecer indefinidamente de mi vista, me diste el consejo de amigo que andaba buscando para darle explicación a esos sucesos que suelen denotar los días malos, grises y de amplio sol: "Son cosas que pasan".







A Franco Ruarte.


Gracias por estar siempre ahi.


Break en Audiotel


Verano 2006/2007

1 comentario:

Anónimo dijo...

Creo que ya lo dije antes, pero lo repito, me encanta como te expresás, Gise... :)
Me siento identificada con muchas cosas, este último texto me resultó magnífico, y coincidí con algunas partes...

Te quiero mucho, lo sabías, verdad?
Y sólo me queda decirte que cualquier cosa que necesites teneme en cuenta, y que hay que tener cuidado con aquellos cuentos de hadas, mirá que a veces se vuelven realidad... Aprovechá las oportunidades, eso sí, eh! ;)



Besasossssssssssss, primaa(L)



Julia Amelie...