jueves, 1 de octubre de 2009

Nuevas Razones para rezar

Sacame, Señor. Pues no la necesito.

Sacame las ganas de preguntar

cuanto pesan las alas del ángel

frente al hambriento niño lloroso.

La vida parece a veces un enigma afirmativo.

Señor, ¿Cuáles son los pasos

para volverse digno de una estrella?

Señor, ¿cuál es la pregunta a mi respuesta?

Dame hambre, señor.

Los conformistas se reúnen en los pisos,

corren como hojas por las calles del otoño,

Y ya nadie mira, señor.

Todos se han vuelto presos que sueñan

con la libertad condicional

de no ir a ninguna parte,

de embarcarse sobre naves de sal,

de subirse a un avión varado en tierra.

Hoy tome de la mano a un libro

desperté en una ciudad de muertos vivos.

Y recuerdo la triste alegría

la angustia feliz de sentirse solo.

Lo afortunado del pobre rico

entre tanta pobreza adinerada

puede ser encontrada

en la vuelta de cualquier hoja.

28/7/09

11:25